La Novena al Espíritu Santo es una devoción católica de nueve días en honor al Espíritu Santo. Se considera el modelo de todas las novenas, pues los apóstoles oraron durante nueve días desde la Ascensión hasta Pentecostés esperando la venida del Espíritu Santo. A lo largo de esta novena, los fieles meditan en los dones y frutos del Espíritu Santo, pidiendo la gracia de una profunda renovación espiritual y la efusión de los siete dones divinos. Es una oración tradicional que prepara el corazón para la fiesta de Pentecostés, implorando al Paráclito (el Divino Consolador) que ilumine, fortalezca y santifique las almas, tal como lo hizo con la Iglesia naciente en el primer Pentecostés.
Esta novena se reza durante nueve días consecutivos, tradicionalmente entre la Ascensión del Señor y Pentecostés (iniciando el viernes después de la Ascensión). Cada día se comienza con el Acto de Contrición, seguido de la oración inicial diaria al Espíritu Santo. Luego se lee la intención y reflexión propia de ese día, y se reza la oración correspondiente. Para concluir la jornada, se puede rezar la oración final diaria. Es recomendable, durante la novena, confesarse y participar de la Eucaristía para disponer el alma a las gracias del Espíritu Santo. Al finalizar los nueve días, se rezan las letanías del Espíritu Santo con su versículo y oración final.
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