La Novena a Santa Ana honra a la madre de la Santísima Virgen María y abuela de Jesús. Venerada desde los primeros siglos, Santa Ana es patrona de los abuelos, de los matrimonios que desean concebir, de las madres gestantes y de las familias cristianas. Su vida de fe confiada y discreto servicio preparó la cuna terrenal del Redentor. A lo largo de estos nueve días los fieles meditan su ejemplo de esperanza perseverante, docilidad a la voluntad de Dios y ternura materna, pidiendo su intercesión para fortalecer los hogares y engendrar vida espiritual en la Iglesia.
Se reza tradicionalmente del 17 al 25 de julio, culminando el 26 de julio (memoria de San Joaquín y Santa Ana), aunque puede iniciarse en cualquier momento de necesidad. Cada día se comienza con el Acto de Contrición y la oración inicial a Santa Ana; luego se proclaman la intención y la reflexión propias y se reza la oración del día. Se concluye con la jaculatoria o la oración final diaria. Tras los nueve días se rezan las letanías a Santa Ana con su versículo y oración final. A lo largo de la novena se recomienda confesarse, participar en la Eucaristía y realizar un gesto de amor concreto hacia los abuelos o hacia familias que afrontan dificultades.
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